Arranca la Feria de San Isidro. ¿Están sentenciadas las corridas de toros?

Andrés Roca Rey, en La Maestranza de Sevilla (Foto: Joaquin Corchero / Europa Press).
Andrés Roca Rey, en La Maestranza de Sevilla (Foto: Joaquin Corchero / Europa Press).

La fiesta de los toros parece mostrar síntomas crecientes de decadencia. En los cosos se observa cada vez más cemento vacío en los tendidos y la ausencia de los jóvenes resulta muy significativa. Pero, ¿están realmente sentenciadas las corridas de toros?

De alguna manera, los datos de afluencia a las plazas de toros sí dan la razón a quienes defienden que los festejos van a desaparecer sin necesidad de prohibiciones, como en Cataluña o Canarias, sino como consecuencia del cambio de valores y la modernización de las tradiciones. Amplios sectores de la ciudadanía española parecen querer darle la puntilla.

El Ministerio de Cultura, en manos de Sumar, acaba de anunciar que el Premio Nacional de Tauromaquia no se entregará este año y que la administración ha iniciado los trámites para su anulación definitiva. El ministro Ernest Urtasun ya había expresado reiteradamente su oposición a los espectáculos basados en el maltrato animal y, de hecho, el ministerio no había seleccionado a ningún representante de la tauromaquia para las medallas de Bellas Artes. La decisión de Urtasun ha provocado las críticas del sector taurino, PP y Vox, pero también de barones socialistas como Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. El último ganador fue Julián López, El Juli, en la edición del año pasado, coincidiendo con su retirada tras un cuarto de siglo en los ruedos. El galardón se entregaba desde 2013 con una dotación de 30.000 euros.

Menos espectadores, pero más festejos

Es innegable que el interés por las corridas y por las fiestas con toros en general se desinfla. Según recogen las estadísticas del Ministerio de Cultura, el número de espectadores que asisten a los festejos se ha situado claramente por debajo del millón por primera vez en décadas, y pese a que uno de cada cuatro entra en las plazas con entradas gratuitas, la audiencia por televisión e internet se redujo en un 25% el año pasado con respecto a los años anteriores a la pandemia.

Las cifras del Ministerio de Cultura sitúan el número de festejos taurinos celebrados el año pasado en las plazas de toros españolas en 1.546, una cifra que supera ligeramente a las de 2018 y 2019, los dos años previos a la pandemia y que no se aleja mucho de las de los dos anteriores, aunque sí supone un descenso del 11% frente a las 1.736 de 2015 al que no resulta ajeno el deterioro de un buen número de plazas, muchas de las cuales ya se dedican a otros usos.

Esa misma estadística apunta a un aumento del número de corridas y de novilladas, a menudo organizadas por ayuntamientos y diputaciones, mientras decaen con claridad otros formatos considerados de menor categoría por los aficionados como los festivales, las becerradas y el llamado toreo cómico.

Los registros son similares en lo referente a los llamados "festejos taurinos populares", que incluyen modalidades como las vaquillas, los 'bous al carrer' o los toros ensogados y embolados, en los que a menudo se dan episodios de maltrato animal y cuyo mantenimiento suele ser objeto de intensos debates en sus áreas de influencia.

Ausencia de público joven

Sin embargo, la ausencia en los tendidos de público joven es lo realmente preocupante. Sin su iniciación, la fiesta está condenada porque no cuenta con un relevo generacional. Por tanto, la estrategia que se debe tomar para conseguir atraer a los jóvenes, tanto desde el sector taurino como desde las instituciones, es fomentar las novilladas de promoción para la gente que se inicia en las escuelas de tauromaquia, ya que es allí donde se imbuyen los valores que tiene la fiesta.

Esa cifra, la menor en décadas, se registra el mismo año en el que, una vez derogadas las limitaciones por la pandemia, los fiascos en la afluencia de público se sucedieron de feria en feria, con la de Bilbao como ejemplo paradigmático. La caída es mayor todavía si los datos de asistencia del año pasado se comparan con los de quince antes, cuando los festejos taurinos llegaban a atraer a casi el 10% de la población: ese porcentaje no llega al 2% ahora. Esa tasa se encuentra claramente por debajo del que registra el CIS entre quienes van a misa a diario, que alcanza un 5,9% de la población, y también de los que, según las estadísticas de Cultura, asisten a conciertos de música clásica (3,9%), van al teatro (8,2%) o visitan galerías de arte (6,9%).

 

En cambio, la tendencia de los datos de este 2024 apuntan a un aumento de los festejos taurinos: están abriendo plazas. Móstoles, Valdemorillo, después de 10 años sin toros, llenazo de no hay billetes. Cáceres también va a abrirse, Navalmoral de la Mata también se abrió y Cuidad Real, también con llenos de no hay billetes.

Medidas de apoyo a la fiesta nacional

El desapego que van experimentando los españoles hacia los espectáculos con toros contrasta con el apoyo oficial que están teniendo las corridas en algunos territorios, hasta el punto de que algunas comunidades autónomas, sobre todo gobernadas por el PP, han iniciado procesos para declarar estos festejos como Bien de Interés Cultural Inmaterial o Patrimonio de la Humanidad, con lo que se persigue lograr el apoyo de la Unesco.

La bandera incluye episodios como la creación de una Dirección General de Infraestructuras Rurales, Patrimonio y Tauromaquia en la Junta de Extremadura, de la que se hace cargo Vox, el nombramiento del torero y abogado Vicente Barrera como conseller de Cultura y vicepresidente de la Comunidad valenciana o el anuncio en Castilla y León de becas para financiar estudios, "unas de carácter científico y otras histórico", sobre esa misma materia.

No obstante, las ayudas al mundo del toro no son patrimonio exclusivo de los ejecutivos de la derecha, como es el caso hasta hace unos meses de los gobiernos socialistas en Extremadura o en Aragón, donde llegó a plantearse la equiparación de los alumnos de las escuelas taurinas con los deportistas de alto rendimiento a efectos académicos.

En el plano municipal, la llegada al poder de Vox de la mano del PP incluye anuncios como la creación de un trofeo municipal al mejor torero de la feria en Valladolid, una inversión para cubrir la plaza en Guadalajara o la reapertura de la de Gijón, cerrada a principios del año pasado por el riesgo de derrumbe de algunas gradas. Sin embargo, la agitación de esa bandera y la recuperación de unas cifras de convocatorias ligeramente superiores incluso a las previas a la pandemia conviven con un histórico desplome del interés por los toros, tanto en vivo como a través de los medios.

Confidencial Digital se ha puesto en contacto también con varios representantes y expertos del sector taurino, y también con detractores de la fiesta, para conocer qué futuro le depara a los toros en España.

“Ha faltado unidad y una respuesta a los ataques”

Algunos veteranos críticos taurinos consideran que el sector, más que en crisis, está en “un punto de inflexión o de no retorno” porque “no se han hecho bien las cosas desde dentro”.

En ese sentido, aseguran que, como en otros negocios, la crisis ha afectado, pero también lo ha hecho la presión de los grupos anti-taurinos y de algunos medios de comunicación: “Ante esas circunstancias, no hemos reaccionado”. Esa falta de respuesta se debe, principalmente, porque “no existe una unidad entre empresarios, ganaderos y aficionados”. Una circunstancia que ha provocado que “no hayamos conseguido garantizar el futuro del sector”, afirman.

Sobre las principales ferias taurinas, los expertos explican que “de momento se mantienen gracias a la inversión que se hace sobre ellas y a una respuesta social que poco a poco va desapareciendo”, debido a que no se fomenta la Fiesta.

Además, el aumento del IVA tampoco ha beneficiado, precisamente, al negocio: “Primero lo subieron al 18% cuando el resto de espectáculos estaba al 10%. Ahora todos tenemos un 21% y, mientras que todo el mundo de la cultura ha protestado, nosotros hemos callado”.

La solución: ir a por el público “indiferente”

Para intentar frenar esta tendencia, el mundo de los toros propone “tener más imaginación y abrirse a toda la sociedad”. En ese sentido, sostienen, “no vale hacer cenas y actos privados entre nosotros: hay que abandonar la actual endogamia”.

En ese intento de apertura “a todo el mundo”, defienden que hay que hablar del mundo de los toros sin recurrir a los tópicos: “No se puede hablar todo el rato de Fiesta Nacional, o evocar a Goya y Picasso. Hay que transmitir a la gente que ir a los toros es ir a ver un espectáculo, como cuando se va al cine o al teatro”.

Los receptores de ese mensaje no pueden ser, según los críticos taurinos, ni los que ya son aficionados ni los anti-taurinos: “No podemos responder constantemente a los que están en contra ni hablar para nosotros mismos. Hay que ir a por los que ahora les resulta indiferente la tauromaquia, para explicársela y que empiecen a seguirla”.

Por último, reclaman también una mayor inversión pública: “Se habla mucho, por ejemplo, que la Comunidad de Madrid financia a escuelas de toreros, pero el dinero que ingresa el Gobierno regional por las ferias es mucho más elevado de lo que luego invierte en el sector”.

Los toros como bien cultural y económico

Mientras, los ganaderos también son contundentes: “Es el momento de que el mundo del toro se una y diga ¡basta ya! Estamos hartos de desprecios y de mentiras. El toro es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Si hay algún sector que cumple todos los requisitos para ser declarado como tal, ese es el del toro”.

“Queda demostrado que el toro no entiende de colores ni de política. El toro es del pueblo”, concluyen.

Solo se salvarán las plazas de Madrid y Sevilla

En el otro lado de la barrera se encuentran las organizaciones contra el maltrato animal, que mantienen una postura firme contra la tauromaquia. Desde el partido animalista PACMA consideran que las estadísticas del Ministerio de Cultura anuncian que “las corridas de toros están cayendo en picado, en caída libre. En unos años, la tauromaquia quedará reducida a algo residual, tan sólo a las plazas de Madrid y Sevilla”.

Según indican, además de la crisis y los factores económicos que rodean a la tauromaquia, han constatado un fuerte aumento en las encuestas del CIS del “rechazo de la sociedad española al maltrato animal”. Y eso, aseguran, explica en buena medida el aumento de la cuota electoral que ha obtenido la plataforma antitaurina en las últimas citas electorales.

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