La hora de Mariano Rajoy para ser presidente

Por primera vez, Rajoy ha vencido sin paliativos, y con un discurso solvente, a José Luis Rodríguez Zapatero. El líder gallego está en el mejor de sus momentos.

-         En el debate sobre el estado de la nación, Mariano Rajoy hizo un discurso en el que gustó y se gustó. Fue un discurso inteligente: quiso desmontar a Zapatero, y lo consiguió, anticipándose además a las críticas del presidente. Por primera vez, Rajoy, gran parlamentario, tenía un gran día contra su rival: se le vio henchido de confianza por contraste con un Zapatero sudoroso. El hemiciclo –amigos y contrarios- celebró su ironía en varias ocasiones.

-         Rajoy, además, logró vender dos mensajes que son muy de su gusto: ser una persona con sensibilidad social, centrando en la gente las penurias de la crisis, y mostrarse como alguien determinado y con capacidad de sorpresa al pedir elecciones generales.

-         Los que lo conocen, dicen que Mariano Rajoy siempre “se ha creído” que va a ser presidente del Gobierno. Ahora, la percepción es que cada vez se lo cree más gente. ¿El secreto? En la cúpula de su partido, dicen que hace tiempo que “se están haciendo las cosas muy bien”, en referencia tanto al trabajo de Rajoy como al de Dolores de Cospedal: en definitiva, los que mandan.

-         ¿En qué consiste ese trabajo bien hecho? Ante todo, en evitar errores del pasado, por ejemplo, unificando los mensajes de las distintas personas de la cúpula. Y también en un extenuante horario de trabajo por parte, también, de las personas de la cúpula, cuestión especialmente visible en algunas regiones, como Cataluña o Castilla La Mancha.

-         Las encuestas, además, responden, lo que refuerza la corriente positiva. De hecho, en el Partido Popular, que conocen la tendencia a un alza acelerada, interpretan muy para bien los datos demoscópicos: en primer lugar, se considera que lo importante para pensar en el fin de zapaterismo son los datos de confianza de la gente, tanto en el futuro como en el propio Zapatero, más que los datos de estima personal de Rajoy: se alega que esto es lo que cambia los gobiernos. En segundo lugar, en el PP consideran que las empresas demoscópicas están rebajándoles sistemáticamente en sus sondeos por miedo a equivocarse.

-         Rajoy está centrando su mensaje en la inspiración de confianza, en la transmisión de solvencia, oponiéndose así a la desconfianza que genera Zapatero, a su tendencia a la improvisación. Con este mensaje, descargado de polémicas estrictamente ideológicas, Rajoy quiere asegurarse el voto de centro y quitar al PP del marchamo de “partido antipático”. Hoy, el PP es un partido que quiere “hablar con todo el mundo”, lejos ya de cordones sanitarios. Como planteamiento de fondo, es la percepción, muy repetida en la cúpula del PP, de que a la gente, lo que le interesa es una reversión de la situación económica.

-         Todavía hay voces dentro del PP que subrayan cierta oquedad ideológica en la cúpula del partido. Pero también los críticos de la línea política reconocen que el partido está del todo pacificado, cosa que no estaba hace un año o hace dos. Los egos se han calmado y se ha asentado la línea Rajoy-Cospedal-Soraya-Pons, pero a la vez sin romper explícitamente con otras líneas, de Arenas y Mato a Aznar o el sector más democristiano del partido.

 

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