¿Para qué sirven los asesores del Gobierno?
Hace una semana, el Portal de la Transparencia publicó los primeros datos sobre asesores al servicio del Gobierno. Según ese informe, el Ejecutivo de Mariano Rajoy gastó más de 8,3 millones de euros en ayudantes políticos durante el ejercicio 2013. Pero, ¿para qué sirven realmente los ayudantes del presidente y sus ministros?
El Gobierno -tanto en los gabinetes de los ministerios como en la propia oficina del presidente- cuenta actualmente con 151 asesores eventuales, es decir, personas que no son funcionarias y que ocupan un puesto de trabajo en la Administración por libre designación. En plena crisis, el Gobierno aumentó el gasto en esas retribuciones en un 18% en solo un año. En 2012, los sueldos de estos asesores sumaron 7,1 millones de euros.
El Confidencial Digital desvelaba además, pocos días después, que los responsables del Portal de la Transparencia habían omitido a los empleados públicos de carrera que son sido nombrados a dedo para un puesto en el que cobran más que en su plaza, y donde realizan tareas de asesoramiento. Se trata, concretamente, de 250 asesores más de los reconocidos oficialmente, que no habían sido contabilizados junto al personal eventual.
Pero, ¿para qué sirven realmente los asesores del Gobierno?, ¿qué hacen?, ¿son necesarios?, ¿cobran demasiado?...
El Socio-Director de Parangon Partners, Antonio Núñez, considera que los asesores deben asegurar la materialización del programa de Gobierno a través de apoyar, coordinar y definir la implementación de las decisiones. Destaca que resulta clave estructurar los mecanismos de evaluación de manera que permitan la actualización de las políticas según su progreso, la incorporación de nueva información, cambios en las circunstancias y establecer grados de impacto político.
Los altos cargos requieren informes sobre “cuellos de botella”, tensiones entre organismos o problemas que requieren atención en la implementación de políticas prioritarias ya definidas o que haya que definir porque surge un nuevo problema.
Sus ayudantes son, por tanto, necesarios para la coordinación de la gestión gubernamental de interés y establecer mecanismos de supervisión general.
Núñez defiende que los asesores del Gobierno tienen que ser independientes de las restantes estructuras del Estado y, especialmente, de aquellas que han preparado propuestas, no deben poseer puestos de alto nivel en el partido para garantizar la independencia de criterio y un alto compromiso con el Gobierno.
Se les considera concienciados para el tratamiento de información confidencial, lo recomendable es que tengan un bajo perfil mediático, un conocimiento avanzado de técnicas de investigación y capacidad de trabajo en equipo y autonomía de pensamiento.
Deben ser capaces también de prever escenarios de conflicto, riesgo y oportunidad y sus respectivas respuestas de negociación o intervención. Finalmente, añade Antonio Núñez, es importante que los asesores aseguren la coordinación entre prioridades de políticas y las restricciones o prioridades presupuestarias, y que influyan en que existan tiempos de dedicación exclusiva al análisis, seguimiento y evaluación de políticas públicas prioritarias como estrategias.
No tener asesores supone “hipotecar el futuro”
Mientras, Carlos Buhigas, asesor de la Comisión Europea y analista político, asegura que es “entendible” que haya división por los costes que implican para los Gobiernos tener asistentes. Sin embargo, no se puede recortar en conocimiento y en la aplicación de ese conocimiento a los gobernantes de los países.
En este sentido, explica que “hay tendencias que apuntan a recortar en todo, también en número de asesores, pero eso implicará que las políticas de las administraciones se resintieran”. En España, de hecho, “se necesitan bastantes asesores, tal y como se está demostrando”.
Por ese motivo, Buhigas asegura que es fundamental para todos que “los mejores estén asesorando a los gobiernos, tanto nacionales como locales, porque luego se ven los resultados”. Recortar en asesores, añade, es “como recortar en la investigación”, ya que tiene las mismas consecuencias: “Se hipoteca nuestro futuro”.
Esenciales en la cadena de toma de decisiones
Por su parte, un asesor con quince años de experiencia en trabajos para el Gobierno en asuntos de Defensa, explica que este tipo de personal es “esencial en la cadena de toma de decisiones”. En primer lugar, por su “condición de independientes”, ajena a consideraciones políticas que puedan “afectar a las cadenas de mando más elevadas”.
En su opinión, el debate no debe centrarse en “si son muchos o pocos, sino en si son los necesarios para el correcto funcionamiento de la administración, por lo que la cuestión debería analizarse caso por caso e institución por institución”.
En relación a los salarios, este asesor enfatiza en el hecho de que “la mayoría de ellos han renunciado a trabajos en la empresa privada, donde los sueldos suelen ser más elevados que en la administración”.
Preguntado sobre si entre el colectivo de asesores del Gobierno puede existir cierto “enchufismo político”, afirma que “puede darse el caso, aunque yo he visto casos contados en toda mi carrera”.