¿Está España condenada a sufrir incendios?
El de 2012 está siendo uno de los peores veranos en cuanto a incendios se refiere en España. Los fuegos de La Gomera, Guadalajara, Pontevedra, Valencia, Huelva... han calcinado ya 135.000 hectáreas de bosques, y aún estamos a mediados de agosto. Ni las nuevas técnicas en prevención de incendios ni la tendencia positiva de los últimos años han evitado este desastre, por lo que muchos ya piensan que España está condenada a este mal: ¿Hay motivos para esa pesimista conclusión?
Para el portavoz de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales, la respuesta no puede ser otra cosa que “afirmativa”, ya que “el predominio del clima mediterráneo” hace inevitable la propagación de incendios todos los veranos en España.
¿Cuáles son los factores que hacen que España esté padeciendo un verano con tantos fuegos?
Para el experto consultado por El Confidencial Digital, la clave es el retorno periódico de situaciones climatológicas extremadamente propicias para que los fuegos crezcan. Aunque no siempre se cumplen los plazos y menos ahora con los trastornos del clima, cada 18 o 20 años, tendremos un episodio como el actual y cuyo ultimo precedente fue el periodo 1991-1994, en particular este ultimo que batió record de superficie arrasada y de victimas directas del fuego.
Con carácter general, si la temperatura supera los 30ºC, la humedad es inferior al 30% y la velocidad del viento supera los 30 kilómetros hora, nos encontramos en situación de riesgo extrema. En tales condiciones, si el siniestro se inicia en el monte o en sus proximidades con continuidad y abundancia de combustibles ligeros, a los 10 minutos se escapa y si tiene continuidad de combustibles en el sentido de avance del viento, no parará hasta que cambien las condiciones o se acabe el combustible. Estas son las situaciones que denominamos fuera de capacidad de control.
Esta regla sirve para todos y cada uno de los años y el resultado final de una campaña dependerá siempre del número de días de situaciones extremas y del número situaciones de riesgo materializadas en incendio que se den en esos días.
¿Es el clima mediterráneo el factor más determinante?
Radicalmente si. El mismo clima que nos permite tener una boyante industria turística de sol y playa es el que nos condena a ver periódicamente los montes teñidos de gris ceniza y esto no es solo por causa del hombre. La vegetación típicamente mediterránea es resultado de la evolución de adaptación al fuego periódico y que es precedente a la misma existencia de nuestra especie. En resumen, un proceso adaptativo de millones de años.
Ningún país está preparado para una gran catástrofe forestal
Para una situación de riesgo bajo, moderado o alto, con carácter general si habría suficientes medios. Pero para situaciones extremas nunca serán bastantes y esto rige para todas las regiones de clima mediterráneo ya sea en Europa, África o Australia. “Busquemos en la hemeroteca los desastres periódicos de California y tendremos la respuesta”, explica el portavoz de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales
¿Existe en nuestro país conciencia de la gravedad de un incendio?
La conciencia ciudadana sobre la gravedad de los incendios es de flujo y reflujo. Aumenta mucho en los momentos graves como consecuencia de la información y se va apagando conforme nos alejamos del año desatroso para volver a renacer tras la siguiente situación.
¿Es importante el factor humano?
En cuanto al origen de los incendios, “esto va por barrios”, asegura el portavoz de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales. El noroeste peninsular, además del altísimo número de incendios totales, el peso de la causa natural (rayos) es simbólico, siendo por tanto obra del hombre bien por imprudencia en el uso del fuego o bien por mala baba o interés en el caso de los intencionados. En cambio, hay provincias muy forestales como Teruel o Soria donde los rayos de las tormentas secas son el mayor peligro.
El despoblamiento rural, también clave
Para el experto forestal consultado por ECD, hay además unas causas indirectas que favorecen los grandes incendios y que tienen génesis económica: el despoblamiento rural y el abandono de cultivos que antes hacían las veces de cortafuegos gratuitos y eficientes.
Ahora, aquellas discontinuidades que aislaban unas masas boscosas de otras, están pobladas de herbazales y matorrales que constituyen mechas rápidas. Además, la falta de rentabilidad económica de los montes, en muchas provincias mayoritariamente de titularidad privada (vea gráfico), tienen como consecuencia la acumulación de combustible y un efecto "bomba".
Por tanto, y como reflexión, hasta que el empleo de la biomasa forestal no alcance rentabilidad como combustible alternativo, no habrá solución para los grandes incendios, y esto es un factor meramente económico.