Día del libro: por qué y cómo leer antes de dormir
La pandemia limitó un 23 de abril más la celebración del Día del Libro en España. Aún así, la fecha suele suponer un revulsivo para el mundo editorial, que al menos según las estadísticas de lectura de los españoles vive un buen momento.
Según el estudio “Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2020”, que elabora la Federación de Gremios de Editores de España con el patrocinio del Ministerio de Cultura y Deporte, el 68,8% de los españoles lee libros, la mayoría por ocio, en su tiempo libre.
Durante 2020 creció especialmente el número de lectores frecuentes (diarios y semanales) de libros en tiempo libre: en la actualidad, el 52,7% de la población española mayor de 14 años lee libros semanalmente.
Aunque con tendencia a la baja, un 36% de la población continúa sin leer libros.
Leer antes de dormir
Uno de los momentos preferidos para coger un libro es la noche, justo antes de dormir. Es una rutina habitual instaurada en las noches de muchas familias desde hace décadas. Pero la televisión y más recientemente la irrupción del teléfono móvil y de los smartphone han ido sustituyendo a la lectura.
Los expertos de la Cátedra del Sueño de la Universidad de Granada, que cuenta con el patrocinio de Lo Mónaco, aseguran que leer un buen libro, antes de irse a dormir, ayuda a reducir el estrés e induce la relajación.
Porque sumergirse en la lectura y dejar de lado (por un momento) las omnipresentes pantallas, tiene muchos beneficios y puede convertirse en un paso clave de la rutina de noche, que ayude a conciliar mejor el sueño y permita disfrutar de un descanso de mayor calidad.
Un hábito en la rutina del sueño
Según los expertos, la lectura es una de las mejores actividades a incorporar en la rutina de noche. Además de sus conocidos beneficios para cuestiones como mejorar la memoria o potenciar la creatividad, leer antes de dormir es una buena herramienta para disminuir el estrés diario, ya que “obliga” a la mente a concentrarse en una única actividad, haciendo que desconecte de las preocupaciones y problemas cotidianos.
Además, leer un libro antes de irse a la cama (o desde ella) puede ser un elemento clave en el ritual de noche. Convertirlo en un hábito permite que el cuerpo asocie esta acción con el sueño que está por venir y lo identificará con un momento de relajación.
“Para conseguir una buena calidad del sueño, se recomienda establecer una serie de hábitos que se repitan diariamente para tratar de condicionar al cuerpo a que inicie todos los procesos hormonales y biológicos que van a inducir el sueño. Así, si cogemos como rutina leer 15 ó 20 minutos antes de dormir, nuestro cuerpo va a entender que estamos iniciando nuestro ritual de noche y va a responder con relajación y cansancio”, explica Alejandro Guillén-Riquelme, coordinador de la Cátedra del Sueño de la Universidad de Granada–Lo Mónaco.
Eso sí, aconseja apostar por libros que no resulten demasiado estimulantes, ni adictivos, ya que esto puede generar el efecto contrario al que se busca, al mantener en vilo al lector. ¿Qué lecturas son más recomendables? Las que provoquen emociones sosegadas, con contenidos positivos y relajantes.
Las pantallas de luz azul
Revisar las redes sociales, ver una serie o contestar emails no son actividades aconsejadas por la noche, ya que todas incluyen pantallas y la luz azul que emiten dificulta el inicio del sueño. “La televisión, el móvil, las tablets y en definitiva todos los dispositivos que emiten luz azul, van a dificultar la iniciación al sueño, porque activan la segregación de melatonina, que es una hormona vinculada tanto con el despertar, como con los ritmos circadianos”, afirma el coordinador de la Cátedra del Sueño.
Pero, en este sentido, el doctor Guillén-Riquelme añade un matiz importante que puede tranquilizar a los más ‘techies’: “Al contrario de lo que muchas veces se piensa, podemos utilizar ebooks por la noche siempre que dispongan de lo que se conoce como ‘pantallas de tinta electrónica’, ya que esta luz está pensada para favorecer el descanso, sobre todo si la regulamos a intensidad muy baja”.
Cómo leer en la cama
Leer durante horas en una mala postura puede ocasionar dolores musculares y de cervicales. Y, muchas veces, leer en la cama es sinónimo de posturas poco controladas, por no saber exactamente cómo colocarse sobre el colchón. Lo ideal sería coger el libro y sentarse en una silla o sillón de diseño ergonómico que cuide la postura y, al terminar, meterse en la cama a dormir.
Sin embargo, leer en la cama es un placer en sí mismo al que muchos no quieren renunciar. Para ello, desde la Cátedra del Sueño de la Universidad de Granada revelan cinco consejos para sumergirse, correctamente, en la lectura entre las sábanas.
-- Evitar posturas forzadas. Hay que colocarse en una posición que evite doblar el cuello. Así, se desaconseja leer de lado y boca abajo, ya que hace que se carguen los hombros y las cervicales.
-- Sentado y apoyado en el cabecero o boca arriba. Una postura sencilla y apropiada es sentarse apoyado en el cabecero de la cama, dando soporte a la cabeza con una almohada. En el caso de leer boca arriba, además de seguir usando la almohada, se puede mejorar la postura colocando un cojín bajo las rodillas, para que la espalda esté totalmente apoyada y las piernas se relajen.
-- Una distancia adecuada al libro. Leer en la cama puede llevar a acercarse al libro más de la cuenta. Para evitar problemas de vista, los profesionales recomiendan mantener el libro a unos 35-40 centímetros de los ojos.
-- La iluminación, muy importante. Muchas veces se utiliza la luz de la lámpara de noche para leer en el dormitorio, por lo que hay que asegurarse de que ofrezca una intensidad adecuada y, sobre todo, procurar que esa luz provenga de detrás de la cabeza. Al final, si no se dispone de una iluminación suficiente se terminará adoptando una posición incorrecta y forzando la vista.
-- Una base articulada, para los lectores más ‘pro’: para aquellos que leen horas y horas entre las sábanas, una base articulada puede ser la mejor opción. Su mecanismo permite regular y adaptar totalmente el respaldo, ofreciendo una posición ergonómica y adecuada para los lectores que no utilizan la cama solo para dormir.