¿Sirve para algo la Selectividad?
A partir del próximo año, la Selectividad dejará de ser tal y como la conocíamos. Los nervios de los estudiantes y la presión por sacar la máxima nota para acceder a la carrera deseada continuarán presentes, pero no lo harán las bases por las que hasta ahora se había regido la prueba.
El Ministerio de Educación ha presentado esta semana a las autonomías y a las universidades las líneas generales de la nueva prueba de EBAU, adaptada a la ley LOMLOE y prevista para el próximo curso 2023-2024.
De hecho, la propuesta del Gobierno no es una sino dos, ya que se trata de un modelo que se implantará de forma gradual. En el primer periodo, durante los cursos 2023/2024 y 2025/2026, los alumnos se enfrentarán a cuatro exámenes que tendrán un valor de un 25% de la nota cada uno. Entre ellos, los estudiantes deberán examinarse de Historia de España, Historia de la Filosofía, una asignatura obligatoria a elegir y la nueva “prueba de madurez”.
Ya a partir del curso 2026/2027, este novedoso examen de madurez, objeto de polémica, pasará a ocupar la parte mayoritaria de la nota, contando el 75% de la nota global y sustituyendo a los exámenes de Historia de España e Historia de la Filosofía. En este caso habrá, además, una asignatura de modalidad que contará un 25%.
El nuevo diseño de Selectividad del Gobierno ya ha desatado la polémica entre la comunidad educativa, que critica el ritmo desbocado de aplicación de la nueva ley LOMLOE. Tal y como han denunciado algunas asociaciones sindicales, las nuevas líneas generales de la prueba provocarán la pérdida de valor de la Selectividad y la creación de un nuevo sistema en el que se valore más el número de aprobados que la calidad.
Prueba vital para el futuro
Es cierto que el segundo curso de Bachillerato resulta decisivo en la vida de toda persona porque le servirá para finalizar los estudios medios de cara a prepararse para unos superiores. Y ahí debe enfrentarse a esta Evaluación para el Acceso a la Universidad.
Pero, ¿sirve realmente para algo esta prueba? Tal como explica el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en su página web, esta antigua PAU sirve para confirmar, con garantías de igualdad (independientemente de dónde y cómo haya estudiado cada uno) que en Bachillerato se han alcanzado las aptitudes y conocimientos necesarios para afrontar con éxito los estudios universitarios.
En estos dos cursos, entre los 16 y los 18 años, el alumno toma la decisión más trascendente para su vida: la elección de carrera o profesión, con dos criterios prioritarios: su proyección vocacional y la viabilidad futura de su elección.
La importancia del Bachillerato
Así las cosas, la finalidad del Bachillerato es proporcionar a los alumnos una completa formación intelectual y humana, así como los conocimientos y habilidades que les permitan desempeñar su futura función social y profesional con responsabilidad y competencia. Asimismo, les capacita y orienta para el acceso a los estudios superiores.
Las notas de estos cursos son muy importantes, dado que determinaran el poder ingresar en la universidad y cursar la carrera deseada. Por ello, no es recomendable dejarlo todo para el final, sino que el estudiante debe esforzarse desde el principio e intentar sacar las mejores notas posibles. Unas simples décimas pueden cortar las aspiraciones del alumno para ingresar en la universidad y cursar la carrera que desea, sucediendo lo mismo a la hora de cursar ciclos.
A veces, los alumnos se dan cuenta de la importancia de la media cuando ya están acabando 2º de Bachillerato y es difícil subirla. La nota de acceso es el resultado de la media de los dos cursos de Bachillerato y la prueba de selectividad. Hay que partir de la idea de que este examen de acceso es la última puerta para acceder a la universidad y que, a la vez, sirve para confirmar que durante el Bachillerato se ha conseguido los objetivos necesarios para después poder llevar a cabo unos estudios universitarios. ¿Esto qué significa? Pues que un buen Bachillerato implica tener posibilidades de aprobar la prueba con más o menos nota.
La mayor problemática de estos exámenes no reside en su superación, sino en la tensión y la inseguridad que provoca en los jóvenes. Este estado de nerviosismo está causado muchas veces por un trabajo poco consistente durante todo el Bachillerato.
Sin embargo, el esfuerzo y las horas delante de los apuntes casi siempre dan resultado a la mayoría de los aspirantes. En los últimos años, más del 90% de los alumnos que se han presentado a la Selectividad han superado la prueba. Concretamente, del total de estudiantes que realiza la PAU, solo el 4,52% no alcanzó el nivel mínimo necesario. Es decir, que el 95,48% sí pudo acceder a una titulación universitaria.
La prueba de madurez
Según ha informado el Ministerio de Educación, la nueva prueba de madurez constará de tres fases. Los alumnos se enfrentarán a un dossier formado por imágenes, infografías, textos, tablas y gráficos en relación a una temática concreta. Los estudiantes contarán con 15 minutos para leer de forma detenida el texto y, a partir de ese momento, comenzarán las distintas partes del ejercicio.
En la primera, tendrán 50 minutos para contestar a 25 preguntas de respuesta breve o tipo test. Entre estas preguntas, los alumnos podrán encontrar algunas formuladas en inglés o en el idioma cooficial de la región, si lo hubiera.
Una vez finalizada dicha parte, dará comienzo el segundo ejercicio: 40 minutos para responder a preguntas más cerradas para evaluar su "capacidad de pensamiento crítico". Por último, los estudiantes se enfrentarán a la tercera fase, en la que contarán con 45 minutos para responder a tres preguntas abiertas con menos de 150 palabras.
Lo que sí que se mantendrá de la misma forma es la ponderación entre la nota de Bachillerato y la Selectividad. La propuesta es mantener el resultado obtenido del 60% de la nota del Bachillerato y del 40% de la nota de la prueba de acceso a la universidad.